NOTICIAS BREVES
 
 
Cuestan de 12 a 20 pesos y tienen una duración de entre 30 y 250 horas. La demanda crece mientras acecha la amenaza del dengue. Los farmacéuticos advierten que se produjo el mismo fenómeno que con el alcohol en gel durante el brote de gripe A.

Se vendían a menos de diez pesos en algunas farmacias o en la calle, en la etiqueta decían ser 100 por ciento naturales y resistentes al agua, pero fueron prohibidas por no contar con ningún tipo de certificación. Se trata de unas pulseras antimosquitos truchas, de origen clandestino. El incidente revela un fenómeno de este verano con el dengue acechando: las pulseritas antimosquitos –un nuevo método repelente– son una sensación y donde las ofrecen, se agotan. Baratas no son pero la gente les ve dos ventajas: son cómodas y naturales. En las farmacias dicen que el interés es equiparable con el que hubo durante el brote de la gripe A por los frascos de alcohol en gel.

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) prohibió la comercialización y uso en el país de una pulsera antimosquitos que se comercializaba en unos paquetitos transparentes con la inscripción “Nueva Pulsera Anti-Mosquitos 100 por ciento Natural”, al considerar que se desconocen su origen, forma de elaboración y fecha de vencimiento. Sucedió luego de que el responsable técnico de una firma llamada Laboratorio de Cosmética denunciara que dicho producto se estaba vendiendo con la firma de la empresa y que ellos no lo producían.

Por ese motivo, y atento a que no se conoce el origen de elaboración del producto, y no se puede garantizar su calidad, la ANMAT prohibió su venta y uso. Pero eso sucedió tan sólo con una de las pulseras: hay otras, perfectamente legales, que están arrasando y les compiten de igual a igual a repelentes clásicos en aerosol o líquidos.

“El dengue provocó una nueva preocupación por cuidarnos más de los mosquitos y generó que productos como la pulsera antimosquito se pongan de moda”, explica a este diario Mario Castelli, ex presidente de la Confederación Farmacéutica Argentina. Castelli sostiene que si bien la pulsera es efectivamente “muy cómoda”, no es “muy efectiva”. “Protege sólo alrededor de donde va la pulsera, por ejemplo, el brazo, o la pierna si va en un tobillo es un ámbito de acción reducido, los mosquitos de la habitación no van a huir despavoridos”, advierte.

Néstor Lucioni, presidente del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Buenos Aires, considera que el éxito de la pulsera se debe a que fue “promocionada por la tele” aunque no deja de admitir sus cualidades: “Es innovadora y es más práctica que las cremas, las lociones, los desodorantes y los espirales. Uno se la coloca, se la deja puesta, y listo”.

Crítica de la Argentina comprobó en una recorrida por farmacias y perfumerías del centro que las pulseras antimosquitos se agotan como pan caliente: son la novedad que todos parecen querer tener puesta en una muñeca o un tobillo cuando el temible Aedes aegypti anda zumbando, amenazante. En la tradicional farmacia Azul, de Avenida de Mayo al 600, duran en las góndolas lo que un destello fugaz. “Está pasando lo mismo que pasaba en invierno con el alcohol en gel y la gripe A, se agota cada vez que entra”, dice la encargada del local, al tiempo que señala que se las llevan mucho para los chicos porque al estar hechas “con citronella, que es un producto natural, son aptas para que las usen”.

Hay cinco marcas de pulseras y los precios, en general, van de 12 a 20 pesos. Otorgan desde 30 horas de protección hasta 250. También se agotan en la farmacia ABC de Florida y Diagonal Norte: “Se las están llevando más que el Off, no duran ni diez minutos. Vienen a comprar para toda la familia”. Y es la misma comparación: “Con el alcohol en gel pasó lo mismo”.

Fuente: Diario digital Critica de la Argentina

30.12.09